EscueLab: La empresa social que despierta vocaciones científicas

21 noviembre, 2016
Emprendimiento de impacto

Cristina Balbás, socia y fundadora de EscueLab es una burgalesa fascinada por la ciencia desde que le regalaron un microscopio a los 9 años. A lo largo de su formación ha descubierto que le apasiona comunicar y transmitir la curiosidad por saber cómo funciona todo, desde el cuerpo humano hasta el Universo en su conjunto.

Cristina vivió en Burgos hasta los 16 años, hasta que le concedieron una beca para estudiar Bachillerato Internacional en el Colegio del Mundo Unido de Hong Kong. Después, estudió Biología Molecular en la Universidad de Princeton y en 2010 volvió a España para hacer el doctorado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Allí nació la semilla de EscueLab, su empresa social.

Entrevista a la empresa social EscueLab

 

¿Cómo surgió la idea de crear EscueLab?

Haciendo el doctorado en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, me di cuenta de que muchos investigadores tuvimos experiencias relacionadas con la ciencia en la infancia, y decidí fundar EscueLab, para transmitir a otros niños la pasión por la ciencia proporcionando experiencias educativas innovadoras y fomentando así las vocaciones científicas.

¿Qué impacto social genera EscueLab?

Más de 3.350 niños han participado en actividades desarrolladas por EscueLab y prevemos un aumento de entre  75 y 150 vocaciones científicas entre los beneficiarios en 2016.

Además, nuestro programa de becas permite que niños en riesgo de exclusión por diferentes motivos participen en nuestras actividades

¿Somos conscientes en España de la importancia de generar vocaciones científicas?

La proporción de universitarios que optan por carreras de ciencia y tecnología en España está en declive. Esto contrasta con el hecho de que la Comisión Europea prevé un mayor incremento en la demanda de perfiles profesionales del ámbito de la ciencia que de otros ámbitos.

En los últimos años en España cada vez más entidades públicas y privadas se hacen eco del problema que supone no tener suficientes vocaciones científicas. Sin embargo, en mi opinión, esta preocupación no ha alcanzado al conjunto de la sociedad y, por tanto, no se ve reflejada en las políticas que se implementan. Aún queda mucho por hacer para conseguir formar a ciudadanos informados y avanzar en la construcción de una sociedad del conocimiento.

¿Qué valor ofrecen las actividades de EscueLab a los más pequeños?

Las ventajas de nuestras actividades son innumerables. Además de fomentar vocaciones científicas, en EscueLab trabajamos herramientas de futuro que les serán muy útiles a los niños. La ciencia y la tecnología, ya sea a nivel de la escuela primaria o en la vida profesional, son actividades que requieren desarrollar el pensamiento crítico y la creatividad.

Además, fomentan el trabajo en equipo, con las mejoras en asertividad, liderazgo y empatía que esto conlleva. Por último, en ciencia, como en otros aspectos de la vida, se cometen errores, pero también se aprende a lidiar con la frustración e integrar esos errores como parte del aprendizaje, fomentando una cultura del esfuerzo y desarrollando niveles adecuados de autoestima.

¿Cómo conociste el concepto de emprendimiento social?

El voluntariado y poder aportar mi granito de arena han sido siempre muy importantes para mí, así que el carácter social de EscueLab es parte del proyecto desde su concepción, no sólo por la importancia de fomentar nuevas vocaciones científicas, sino también porque aspiramos a que todos los niños, independientemente de su estatus socioeconómico, puedan participar en nuestras actividades.

Cuando EscueLab nació ya conocíamos el concepto del emprendimiento social, gracias al programa de Emprendimiento Social Juvenil que organiza la Fundación Colegios del Mundo Unido, con la que tengo relación desde que me otorgaron una beca en 2004.

 

Has pasado por dos programas de UnLimited Spain: el programa Arranca en 2015 y el Programa Crece en 2016, ¿Qué han supuesto para EscueLab?

Efectivamente, nuestro proyecto ya participó en el Programa Arranca de UnLimited Spain, donde le dimos un enfoque empresarial a una idea de base social muy fuerte.

Nuestra participación en CRECE nos está permitiendo seguir creciendo. Gracias al apoyo de UnLimited Spain y Edmond de Rothschild Foundations creemos que seremos capaces de acercar la ciencia a la sociedad y despertar vocaciones científicas entre los más pequeños al mismo tiempo que consolidamos un modelo de negocio rentable.

¿Recomendarías a otros emprendedores sociales que se apuntasen a programas de apoyo a emprendedores? ¿Por qué?

¡Sin duda! Emprender tiene siempre un componente de riesgo, pero si no se intentan las cosas nunca van a salir. Estos programas de apoyo proporcionan el escenario ideal para poner en marcha ideas con el apoyo de expertos y dejarnos crecer como emprendedores para, al finalizar, ser capaces de volar solos.

En mi opinión, suponen una oportunidad única para aprender las habilidades necesarias para poner en marcha un proyecto, conocer gente con las mismas inquietudes y acceder a un montón de oportunidades de desarrollo personal y profesional.

En un vistazo:

Un referente profesional: Gever Tulley, fundador de Tinkering School y Brightworks School.

Una habilidad que te ayuda como emprendedor: La persistencia.

Una herramienta imprescindible en tu día a día: ¡La agenda!

Una motivación: Mejorar el sistema educativo.

Un sueño: Conseguir que cada niño desarrolle de manera plena su potencial, contribuyendo a mejorar la sociedad como resultado.

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